Hoy podíamos aprovechar mucho más en la habitación puesto que teníamos que hacer el Check Out y el vuelo no salía hasta las 6 de la mañana del día siguiente así que el día sería muy muy largo. Nos levantamos tranquilamente y desayunamos, preparamos e hicimos el check out y dejamos en consigna las maletas.
Salimos del hotel con dirección a San Juan de Letrán, decidimos visitarla ya que es una de las basílicas mayores de Roma y cerca se encuentra la escalera santa, esta escalera fue mandada traer por la madre de Constantino I, Santa Helena, desde Jerusalem ya que era la escalera por la que Jesucristo subió para ser juzgado y pertenecía al palacio de Poncio Pilatos.

Lo que nos quedaba era despedirnos de Roma y lo hicimos en los lugares que mas nos había sorprendido de la ciudad. La primera parada sería a la iglesia San Pietro in Vincoli, lo que íbamos a ver en ese lugar es una de las obras de arte mas famosas de la historia: el Moisés de Miguel Ángel. Esta escultura de mármol fue pedida a Miguel Ángel y pertenecería a la tumba del papa Julio II, la maravilla de esta escultura está en el drapeado perfecto, la barba que se entrelaza en los dedos de Moisés y como Miguel Ángel le ha dado forma a un trozo de piedra convirtiéndolo en tanta belleza que transmite paz y a la vez tanta fuerza.

Siguiente parada: el Coliseo, esta maravilla del mundo y patrimonio de la Humanidad sin duda nos robó el corazón y cómo moscas a la miel allá que fuimos a verlo de nuevo.

Comimos, como no, las maravillosas pizzas italianas, y es que la gastronomía de Italia nos ha encantado sobre todo a mí que no me he cansado de comer pizzas y pasta. Y los helados, después de comer fuimos a tomarnos un helado artesanal de la Heladería Valentino.

Así nos despedimos de la Fontana di Trevi con un helado italiano rodeados de cientos de turistas y prometiéndonos a nosotros mismos que volveríamos como dice la película de Gladiator «Hubo un sueño llamado Roma…» y aquí está un sueño cumplido, una ciudad que más tarde nos daríamos cuenta pero una ciudad que cambió algo en nuestro interior.

Nos fuimos rumbo a la Plaza de España y allí había un autobús de AS Roma con la mascota y unos niños haciendo exhibiciones con el balón, vendían entradas para el fútbol, era el final de nuestro viaje y nos lo pasamos genial.

Ya era tarde y sólo nos quedaba una parada más, esta sería otra escultura espectacular, el famoso «Éxtasis de Santa Teresa» de Bernini otro autor que nos había acompañado durante nuestra aventura en Roma y Pompeya. Y también fuimos ya que éste era el «altar de fuego» en la famosa obra que ya hemos nombrado en otras etapas «Ángeles y Demonios» de Dan Brown también inspiración para este viaje y que cada vez que vemos la película nos transportamos mentalmente a esta aventura.

Ya caía la noche y volvimos a descansar al hotel, recogimos a la hora indicada las maletas y nos dirigimos a la parada de autobús con dirección al aeropuerto, cogimos el penúltimo bus hacia el aeropuerto. Ojo, previamente hay que validar el ticket electrónico en las taquillas que se encuentra dentro de la cafetería de la estación de tren.
Después de una larga espera en el aeropuerto pusimos rumbo a nuestra casa, con la imagen de Roma en nuestra mente.
Gracias Roma por tanto, arrivederci Roma

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